Comienza el curso. Este cuatrimestre en la unidad I ["Empty your mind, be formless, shapeless, like water. You put water into a bottle and it becomes the bottle. You put it in a teapot, it becomes the teapot. Water can flow, or it can crash… Be water, my friend" B.L.]
El siguiente texto, tomado del blog http://esaytunidadburriel.blogspot.com/ resume la idea teórica que desarrollaremos a lo largo del cuatrimestre.
[La aproximación al agua que se plantea como columna vertebral de este curso establece conexiones que no dependen en exclusiva con los valores estrictamente sostenibles o ecológicos que últimamente se acreditan bajo este elemento. Se dirige sobre todo a explicar cómo su uso, volumen, trayectoria y relación con otras funciones pueden estructurar, explicar, transformar y reforzar un edificio y en que medida puede contribuir a resaltar la experiencia háptica que señalan arquitectos como Steven Holl, Peter Zumthor o Juhani Pallasmaa, otra dimensión que en nuestra opinión se ha perdido en la actualidad. Por supuesto en aquellos programas urbanos de mayor extensión los valores medioambientales entran en juego pero este curso está también basado en cómo usar el agua como un desencadenante sensible y poético. En definitiva “podríamos pensar que el agua es una “lente fenomenológica” con poderes de reflexión, de inversión espacial, de refracción y de transformación de los rayos de luz”. La Arquitectura se verá como un objeto que media entre el cielo y la tierra, un instrumento interpuesto a lo largo del camino que traza la lluvia a través del aire hasta el suelo.
El papel del agua como una “lente fenomenológica” y su interacción con la arquitectura y nuestros sentidos se ha descartado en una sociedad que cada vez deja menos y menos espacio para las experiencias en directo y más y más para las virtuales. Los medios digitales y la globalización son capaces de disminuir las distancias, ofreciéndonos así un mundo cada vez más amplio, pero paradójicamente más superficial y falto de experiencias materiales. Curiosamente, un fenómeno de todas las épocas. En 1825, al final de su vida, Goethe escribió una carta a Carl Friedrich Zelter: "Mi querido amigo, en el presente todo es ultra, todo tiene una trascendencia continua tanto en la forma de pensar como en la de actuar. Nadie se conoce a sí mismo, nadie conoce el elemento en el que trabaja y evoluciona o la materia en la que se ocupa... se ejerce demasiado pronto una gran presión sobre los jóvenes que luego son arrastrados por la vorágine del tiempo; lo que todo el mundo admira y cada uno busca es la riqueza y la velocidad; el ferrocarril, el correo urgente, los barcos de vapor y los servicios de comunicación son los medios que el mundo desarrollado utiliza para avanzar y lo que hace que se atasque en la mediocridad ".]
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